En los países en que este virus es endémico, los perros deben ser vacunados periódicamente.
La rabia puede afectar a cualquier mamífero y casi siempre es letal. Se transmite a través de la saliva de los animales infectados, que generalmente han sido mordidos por otro animal infectado, pudiéndose transmitir también mediante la saliva en contacto directo con las mucosas de las membranas (ojos, nariz o boca) o bien el contacto con una herida.
En Europa, el zorro es el portador más importante de esta enfermedad: en México y otros países de Latinoamérica o de Centroamérica, los portadores son los perros.
En Canadá y los Estados Unidos, los causantes de la transmisión más comunes -zorros, hurones, murciélagos, mapaches y coyotes- a menudo viven cerca de las personas. Esta proximidad supone un peligro continuo de infección para los animales de granja, mascotas y personas.
El período de incubación puede oscilar entre dos semanas y seis meses. En sus estadios iniciales, la rabia suele causar trastornos de personalidad y de carácter -como por ejemplo, el que animales nocturnos se dejen ver durante el día, animales salvajes pueden perder su temor hacia los humanos, e incluso animales pacíficos se alteren o se vuelvan agresivos. Los perros afectados de rabia tienden a protegerse de la luz.
A medida que la enfermedad avanza, en torno al 25% de los perros afectados dan muestras de una agresividad feroz y son muy proclives a atacar a otros animales o humanos sin que haya habido ninguna provocación previa. Los animales afectados que muestran esta expresión feroz de la rabia son extremadamente peligrosos. Pasados seis días de la aparición de los síntomas, el perro suele entrar en coma y morir.
Si no sobreviene la muerte pasados estos días, el perro desarrollará la apariencia llamada «salvaje», en que la parálisis de la garganta y los músculos de la mandíbula hacen imposible tragar, por lo que la saliva cae por la boca. Estos animales, que también entran en coma antes de morir, no suelen sobrevivir más de dos semanas.
Prevenciones: En ciertos países donde la rabia es endémica, la ley obliga a la vacunación de perros y gatos. Muchas de las islas donde la enfermedad no es endémica (como Hawai, Australia y Nueva Zelanda) aplican estrictas leyes de cuarentena para evitar la entrada de la enfermedad en el país. En Gran Bretaña, el PETS (Programa de viaje para animales de compañía) permite, bajo ciertas condiciones, la entrada de perros y gatos vacunados.
Precauciones: Si su perro ha peleado con un mamífero portador de la rabia, la saliva que transmite el virus podría estar presente en el pelaje o heridas.
Tome las siguientes precauciones:
- No intente capturar al animal atacante.
- Extreme las precauciones al coger a su perro. Utilice siempre guantes y cubra al animal con una toalla.
- Contacte con algún centro para el control de enfermedades animales u organización equivalente.
- Lleve a su perro al veterinario.
- Si su perro ha recibido la vacuna antirrábica. se le deberá suministrar una dosis de recuerdo antes de 72 horas
En el caso de que un animal sospechoso de tener la rabia le haya mordido o arañado a usted, si la saliva del animal ha entrado en contacto con una herida, la nariz, los ojos o la boca, lave la zona afectada con jabón o detergente doméstico de buena calidad. Esto eliminará el virus mucho más rápidamente que cualquier desinfectante. Es fundamental que usted reciba atención médica lo antes posible. El tratamiento implica un programa de vacunas:
Precauciones rutinarias en las zonas en donde existe la rabia:
- Asegúrese de que su perro ha recibido la vacuna anual.
- No permita que su animal salga libremente, sobre todo por la noche.
- No toque o juegue con animales que no conozca sean de su confianza o no conozca.
- No toque animales que parezcan enfermos, incluso aunque quiera ayudarles.
- No dé de comer ni permita la entrada en su propiedad o jardín a animales salvajes.
- No permita a los murciélagos que vivan en el desván o chimenea de la casa, no intente capturar a animales salvajes.
- Avise de cualquier mordedura producida a su médico.
- Dé aviso a un centro para el control de enfermedades animales si sospecha que existe algún animal contagiado en su propiedad o jardín.
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